Imagina que vas a correr una carrera de atletismo, por ejemplo, la del 3.000 metros.
Visualízate allí, en la posición de salida, con los músculos tensos, preparados para darlo todo, las gotas de sudor te recorren la frente, las cejas, las mejillas, el corazón golpea tu pecho como mil caballos desbocados, notas tus manos empapadas de sudor, tienes la boca seca, sensaciones extrañas aparecen en la boca del estómago y…
Allí estás esperando con ansias la señal, pero…
La señal de salida nunca llega.
¿Cuánto tiempo crees que aguantarías allí esperando?
Poco tiempo. Seguro que a los pocos minutos ya estarías tan cansado como si hubieses corrido la carrera.
Pues esto es como el estrés crónico. Estar esperando a que den la señal de salida mientras tus recursos energéticos se agotan aguantando esa situación.
No es posible aguantar mucho tiempo así.
¿Hay en tu vida «carreras» que te mantienen en el puesto de salida?
Solo tienes dos opciones tal y como yo lo veo.
O abandonas la carrera
O te dispones a correr ya.
Lo que no puedes hacer es quedarte allí esperando a la señal.
¿Qué es el estrés?
La vida evolucionó gracias al estrés.
Sin estrés no hay vida.
El estrés es un sistema de respuesta que nos ayuda a la supervivencia. Te permite afrontar situaciones o cosas que amenazan a tu vida.
Es una reacción del organismo ante todo aquello que hace que salga de su zona de estabilidad.
Esta zona estable en fisiología se llama homeostasis.
Homeo = igual; estasis = estado.
La homeostasis es el principal objetivo del organismo.
Echarte una mano para que lo consigas es el mío.
La homestoasis es como el ojo de un huracán. Cuando el cuerpo se sitúa en ese espacio, todo está en calma, en silencio. Todo está tranquilo. Todo va bien.
En cuanto salimos del ojo del huracán, hablamos de estrés.
Pero, ¿qué pasa cuándo tenemos estrés?
La alostasis
La capacidad que tiene nuestro cuerpo de afrontar el estrés se llama alostasis.
Allos = otro, diferente; estasis= estado, estabilidad
La alostasis es la estabilidad a través de un cambio de estado.
La alostasis es lo que permite que tu cuerpo se adapte a esos cambios y recupere lo antes posible el equilibrio, es decir, la homeostasis.
Podríamos decir que la salud es la capacidad que tiene un organismo para adaptarse al ambiente.
Para adaptarse a los cambios del ambiente, el cuerpo utiliza los sistemas alostáticos.
Estos sistemas son los ejes neuro-endocrinos como sistema nervioso simpático, el sistema inmune, el eje adrenal y el eje tiroideo.
Estos ejes son los encargados obtener la energía y recursos necesarios para afrontar las demandas del ambiente, tanto internas como externas, con el objetivo de recuperar ese estado de homeostasis.
Una parte importante del trabajo osteopático es entender cómo se relacionan estos sistemas neuroendocrinos.
Tener una buena alostasis es tener una buena capacidad de adaptación y, por lo tanto, estar más cerca de un estado saludable.
Como hemos visto, el estrés no es malo per se. Entonces…
¿Cuál es el problema?
El estrés no es el problema
El problema es el exceso o acúmulo de estrés (carga alostática) y el tipo de estrés (estresores moderno).
Un ejemplo de exceso de estrés ocurre al inicio de verano.
Un poco de sol es beneficioso (e imprescindible) pero cuando te expones en exceso te quemas.
Pasamos gran parte del año sin exponernos al sol y al llegar el verano nos atiborramos de los rayos de Lorenzo.
Lo que en un principio es bueno para tu cuerpo, en exceso puede llegar a convertirse en perjudicial.
Tenemos que exponernos gradualmente para evitar los daños del astro rey.
Otra posibilidad es la suma de diferentes tipos de estresores que se van acumulando creando un efecto de bola de nieve. Agotan los recursos del cuerpo hasta que los sistemas empiezan a fallar.
Este caso es el más habitual con el que me encuentro en consulta.
Siempre explico al paciente que es la suma de factores estresantes durante años, lo que le ha llevado a su situación de dolor, cansancio, insomnio y demás síntomas.
En cuanto al tipo de estresores modernos, tenemos, por ejemplo, la comida procesada.
A nivel genético, nuestro cuerpo está adaptado a ciertos alimentos como la carne, pescado, marisco o tubérculos. Es decir, alimentos que produce la tierra.
Cuando ingerimos productos ultraprocesados estamos generando un estrés metabólico. El sistema inmune va a trabajar a tope para contrarrestar los efectos perjudiciales de estos productos.
Estos ultraprocesados generan mucha inflamación en tu cuerpo.
Exponer al cuerpo a este estrés metabólico de forma continuada, aumenta las posibilidades de que aparezcan enfermedades como el síndrome metabólico, hígado graso, cáncer…
Estresores ancestrales vs estresores modernos
Los estresores ancestrales son aquellos que nuestros genes conocen desde hace millones de años. Frío, sed, hambre, moverse mucho para conseguir comida, ritmos circadianos, vivir en grupo.
En la actualidad, vivimos en un entorno en el que tenemos que hacer frente a demasiados estresores modernos que no existían antes.
Polución, contaminación electromagnética, sedentarismo, mala alimentación, exceso de trabajo, no tener un propósito de vida, no tener tiempo para uno mismo ni la familia…
Así es como tu organismo se desgasta poco a poco al tener que emplear mucha energía para afrontar este grupo de estresores modernos.
Los estresores ancestrales (intensos y breves) nos hace más fuertes.
Los estresores modernos (intensidad media y crónicos) nos debilitan.
Las consecuencias ya las sabes. Enfermedades que son más propias de los tiempos actuales y que apenas existían en la época de nuestros abuelos.
Por lo tanto, nuestro estilo de vida influye de forma directa en nuestra salud.
Ahora viene la parte que más te interesa.
¿Qué puedes hacer para gestionar mejor tu estrés?
¿Cómo mejorar tu estrés?
Puedes empezar por mejorar tus hábitos.
Lo ideal al principio es realizar pequeños cambios.
Hacer muchos cambios al inicio es contraproducente. Te van a generar más estrés. Y eso no nos interesa.
Si desde el principio quieres hacer más ejercicio, cambiar la alimentación, meditar y más cosas, lo que vas a favorecer es más estrés a tu cuerpo.
Es mejor hacer cambios pequeños y progresivos. Ir mejorando con pequeños hábitos que generen cambios positivos.
¿Qué cambios tendrías que hacer?
Poco a poco eliminar los estresores modernos e ir incorporando los ancestrales.
Debemos «emular» la vida ancestral en la época actual.
Cambiar un estrés que nos debilita por uno que nos fortalece.
¿Cómo puedes hacerlo?
Aquí es cuando aparezco yo para ayudarte a conseguirlo.
Las herramientas que utilizaremos son los cambios de hábitos, alimentación, suplementación y el abordaje osteopático para ayudar a tu cuerpo en esa transición.
Con la combinación de estas herramientas conseguiremos que te encuentres mejor, sin dolor, con más energía y vitalidad.
Para finalizar tienes que tener en cuenta una cosa importante.
Yo solo puedo acompañarte en el camino.
El camino lo tienes que recorrer tú.
MARCOS CASAL
Osteópata C.O. por la Escuela del Concepto Osteopático
Fisioterapeuta Nº COL. 2152 por A Universidade da Coruña
Terapeuta en Psiconeuroinmunología Clínica
Bibliografía
- McEwen BS, Wingfield JC. The concept of allostasis in biology and biomedicine. Horm Behav. enero de 2003;43(1):2-15.
- McEwen BS. Stress, adaptation, and disease. Allostasis and allostatic load. Ann N Y Acad Sci. 1 de mayo de 1998;840:33-44.
- McEwen BS. Protective and Damaging Effects of Stress Mediators. New England Journal of Medicine. 15 de enero de 1998;338(3):171-9.
- ¿Por qué la cebras no tienen úlcera?. La guía del estrés. Robert M. Sapolsky. Ed. Alianza Editorial.
- El mono estresado. José Enrique Campillo Álvarez. Edit. Crítica